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Cómo conservar el queso de oveja en casa para mantener su sabor

Queso de oveja curado con porciones cortadas sobre mesa de madera

Conservar bien un queso de oveja en casa no es complicado, pero sí esencial si queremos disfrutar al máximo de su textura, aroma y sabor. En el Museo del Jamón, sabemos que un buen producto también necesita un cuidado adecuado. Te damos aquí las claves imprescindibles para que tu queso se mantenga perfecto hasta el último bocado.

Guárdalo a la temperatura adecuada

El queso de oveja debe conservarse en frío, pero no en las zonas más frías del frigorífico. Lo ideal es colocarlo en la parte baja del refrigerador o en el cajón destinado a frutas y verduras, donde la temperatura es más estable. Si tienes una quesera o una caja de conservación con ventilación, aún mejor. Así evitarás que se reseque o que absorba olores de otros alimentos.

Usa el envoltorio correcto

Olvídate del plástico film si quieres que tu queso respire. El envoltorio original suele ser papel parafinado, y es el más recomendable. También puedes utilizar papel vegetal o un paño de algodón limpio ligeramente humedecido, especialmente si el queso es curado. Esto permite que conserve su humedad natural sin que se acumule moho.

El queso de oveja y el aceite: una opción tradicional

Una forma muy efectiva de conservar el queso curado de oveja es sumergirlo en aceite de oliva virgen extra. Este método, además de alargar su conservación, potencia su sabor con matices más intensos. Puedes guardar los trozos en un recipiente hermético en un lugar fresco, fuera del frigorífico si la temperatura ambiente no supera los 20 ºC.

Qué hacer si aparece moho

En los quesos curados es normal que aparezca algo de moho en la superficie. No significa que esté en mal estado. Basta con raspar o cortar esa parte, sin miedo. Lo importante es conservarlo bien envuelto y comprobar que no tenga olores extraños. Si el queso es semicurado o tierno y el moho es abundante, lo mejor es desecharlo.

No lo congeles si puedes evitarlo

La congelación no es recomendable para los quesos curados, ya que altera su textura y sabor. Si necesitas congelarlo, lo mejor es hacerlo en forma rallada y usarlo después en recetas cocinadas. Pero si tu intención es disfrutarlo tal cual, evita el congelador.

Sírvelo a temperatura ambiente

Para apreciar al máximo su sabor y aroma, es fundamental sacar el queso de oveja del frigorífico al menos 30 minutos antes de servirlo. A temperatura ambiente se realzan sus matices y su textura se vuelve más agradable al paladar.

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Logotipo del Museo del Jamón con letras rojas
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